Dead or Alive?
Publicado por Kaiya Kin , domingo, 13 de mayo de 2012 14:22
Capítulo
15
No paro de correr. Intento encontrarlo. Momoko y yo nos hemos separado, para intentar encontrarlo lo más rápido posible. Corro tanto como puedo. Las lágrimas caen sin control por mis mejillas. ¿Qué he hecho? Prácticamente es como si yo lo estuviese condenando a muerte. Yo me alejé de él, aun cuando tenía que cuidarlo mientras estuviese aquí. Ahora, si muere, será por mi culpa. Porque no lo ayudé en su momento. ¿Por qué no le dije nada de su situación?
Tropiezo y caigo al suelo. Lloro sin poder pararlo. Estoy tan perdida. No sé quién soy, no sé que parte de mí sigue conmigo y cuál se quedó con mi cuerpo arriba. ¿Cómo puedo ayudar a alguien si no puedo ayudarme a mí misma? ¿Cómo pretenden que le ayude?
Pero, tengo que hacerlo. No puedo abandonarle ahora. No puedo. ¿Acaso quiero que acabe tan confuso como yo estoy ahora? Por supuesto que no. No puedo permitir que se quede allí, abandonado, que se sienta como me sentí yo.
Ahora ya se lo que tengo que hacer. No soy más que otra pieza de este juego de ajedrez. Él es el rey en este juego. Tengo que mover. Y tengo que proteger el rey. Para que mi equipo pueda ganar.
Me levanto de un impulso y sigo corriendo. Mis piernas se mueven solas, como si supiese exactamente donde está él. Entonces lo veo. A mi izquierda, en el suelo, hay algo tumbado. No lo veo bien, pero sin duda alguna, sé que es él. Corro en su dirección y me tiró de rodillas frente a él. Tiene los ojos cerrados, y su mano está contra su frente. Las lágrimas caen ahora sin control, y no puedo reprimir algunos gemidos. ¿Y si he llegado tarde? ¿Y si ya está muerto? ¿Se supone que un semi-muerto, alguien que se encuentra entre la vida y la muerte, tiene pulso? Supongo. Le cojo la muñeca intentando tomarle el pulso. Noto un débil latido y suspiro de alivio. Aún así, el latido es muy débil. ¿Qué debo hacer para que se despierte? Le muevo suavemente, porque no se si eso es bueno, intentando, tal vez, despertarlo, como si estuviese durmiendo. Nada. Vuelvo a tomarle el pulso. Cada vez se nota menos. Si no hago algo rápido, morirá. Pero qué hacer. Tal vez la mejor opción es dejarle morir...
Agacho mi cabeza y miro su rostro. Está sufriendo. Se nota. Veo como cae el sudor por su frente. Aunque su corazón apenas late, sigue luchando. Y si él lo hace, yo también. Le llamo, digo su nombre, intento enfadarle diciendo tonterías, para ver si así reacciona. Nada.
-¡Aquí estas!-Escucho gritar a alguien a mi espalda. Me giró y miro a Momoko, que se acerca corriendo hacia mi.-¿Cómo está?-Pregunta mientras se para a mi lado, agarrándose las rodillas y respirando agitadamente.
-Nada... No reacciona... Pero sigue vivo.-Digo mientras las lágrimas caen por mis mejillas.-Ayudame. No puedo dejar que muera.-Digo mientras un sollozo escapa de mi garganta.
-Ahora mismo no podemos hacer nada. Solo podemos esperar a que allí arriba, los médicos estén haciendo algo.- Estás palabras estallan en mi mente. “No podemos hacer nada” ¿Cómo es posible? ¿Tengo que esperar, sin más?
-Seguro que hay alguna manera de hacer algo. No puedo quedarme aquí mirando como muere por mi culpa.-Digo entre sollozos.
-No, no la hay. Tu estás aquí para ayudarle a ver el camino cuando se le presente, pero tu no puedes elegir su vida. Si su cuerpo deja de latir, no será tu culpa. No es tu culpa que el tuviera ese accidente en la bici.-Dice intentando tranquilizarme.
-Está bien... Vete... Necesito estar sola... Necesito cargar con esto sola. Me lo merezco.-Digo mientras tomo la mano de Mike. Momoko no dice nada, pero sé cuando se ha ido. Supongo que todo es por esa “conexión mental”. Entonces vuelvo a mirar a Mike. Hace unas horas, estaba enfadada con él, odiándolo con todo mi ser, y ahora no puedo hacer otra cosa más que llorar por él. ¿Por qué? Fácil. No puedo dejar que muera. Apenas ha vivido. A mí me arrebataron la vida, no puedo permitir que a él le pase lo mismo. Sostengo su mano con más fuerza, y me la acerco al corazón.
-Por favor... Por favor...- Cierro los ojos fuerte, intentando con todas mis fuerzas que mi deseo se cumpla.
Y noto como levemente su mano se mueve.
No paro de correr. Intento encontrarlo. Momoko y yo nos hemos separado, para intentar encontrarlo lo más rápido posible. Corro tanto como puedo. Las lágrimas caen sin control por mis mejillas. ¿Qué he hecho? Prácticamente es como si yo lo estuviese condenando a muerte. Yo me alejé de él, aun cuando tenía que cuidarlo mientras estuviese aquí. Ahora, si muere, será por mi culpa. Porque no lo ayudé en su momento. ¿Por qué no le dije nada de su situación?
Tropiezo y caigo al suelo. Lloro sin poder pararlo. Estoy tan perdida. No sé quién soy, no sé que parte de mí sigue conmigo y cuál se quedó con mi cuerpo arriba. ¿Cómo puedo ayudar a alguien si no puedo ayudarme a mí misma? ¿Cómo pretenden que le ayude?
Pero, tengo que hacerlo. No puedo abandonarle ahora. No puedo. ¿Acaso quiero que acabe tan confuso como yo estoy ahora? Por supuesto que no. No puedo permitir que se quede allí, abandonado, que se sienta como me sentí yo.
Ahora ya se lo que tengo que hacer. No soy más que otra pieza de este juego de ajedrez. Él es el rey en este juego. Tengo que mover. Y tengo que proteger el rey. Para que mi equipo pueda ganar.
Me levanto de un impulso y sigo corriendo. Mis piernas se mueven solas, como si supiese exactamente donde está él. Entonces lo veo. A mi izquierda, en el suelo, hay algo tumbado. No lo veo bien, pero sin duda alguna, sé que es él. Corro en su dirección y me tiró de rodillas frente a él. Tiene los ojos cerrados, y su mano está contra su frente. Las lágrimas caen ahora sin control, y no puedo reprimir algunos gemidos. ¿Y si he llegado tarde? ¿Y si ya está muerto? ¿Se supone que un semi-muerto, alguien que se encuentra entre la vida y la muerte, tiene pulso? Supongo. Le cojo la muñeca intentando tomarle el pulso. Noto un débil latido y suspiro de alivio. Aún así, el latido es muy débil. ¿Qué debo hacer para que se despierte? Le muevo suavemente, porque no se si eso es bueno, intentando, tal vez, despertarlo, como si estuviese durmiendo. Nada. Vuelvo a tomarle el pulso. Cada vez se nota menos. Si no hago algo rápido, morirá. Pero qué hacer. Tal vez la mejor opción es dejarle morir...
Agacho mi cabeza y miro su rostro. Está sufriendo. Se nota. Veo como cae el sudor por su frente. Aunque su corazón apenas late, sigue luchando. Y si él lo hace, yo también. Le llamo, digo su nombre, intento enfadarle diciendo tonterías, para ver si así reacciona. Nada.
-¡Aquí estas!-Escucho gritar a alguien a mi espalda. Me giró y miro a Momoko, que se acerca corriendo hacia mi.-¿Cómo está?-Pregunta mientras se para a mi lado, agarrándose las rodillas y respirando agitadamente.
-Nada... No reacciona... Pero sigue vivo.-Digo mientras las lágrimas caen por mis mejillas.-Ayudame. No puedo dejar que muera.-Digo mientras un sollozo escapa de mi garganta.
-Ahora mismo no podemos hacer nada. Solo podemos esperar a que allí arriba, los médicos estén haciendo algo.- Estás palabras estallan en mi mente. “No podemos hacer nada” ¿Cómo es posible? ¿Tengo que esperar, sin más?
-Seguro que hay alguna manera de hacer algo. No puedo quedarme aquí mirando como muere por mi culpa.-Digo entre sollozos.
-No, no la hay. Tu estás aquí para ayudarle a ver el camino cuando se le presente, pero tu no puedes elegir su vida. Si su cuerpo deja de latir, no será tu culpa. No es tu culpa que el tuviera ese accidente en la bici.-Dice intentando tranquilizarme.
-Está bien... Vete... Necesito estar sola... Necesito cargar con esto sola. Me lo merezco.-Digo mientras tomo la mano de Mike. Momoko no dice nada, pero sé cuando se ha ido. Supongo que todo es por esa “conexión mental”. Entonces vuelvo a mirar a Mike. Hace unas horas, estaba enfadada con él, odiándolo con todo mi ser, y ahora no puedo hacer otra cosa más que llorar por él. ¿Por qué? Fácil. No puedo dejar que muera. Apenas ha vivido. A mí me arrebataron la vida, no puedo permitir que a él le pase lo mismo. Sostengo su mano con más fuerza, y me la acerco al corazón.
-Por favor... Por favor...- Cierro los ojos fuerte, intentando con todas mis fuerzas que mi deseo se cumpla.
Y noto como levemente su mano se mueve.
Bueno, bueno. Aquí un nuevo capítulo. No sé que os parecerá a vosotros, pero yo he quedado bastante contenta con él, así que ya me contareis. Espero que os guste ^-^
Un besito,
Kaiya Kin
Muy bueno, el cuore, el cuore!! <3