Alma en pena
Publicado por Hola Holita, Vecinillo , lunes, 21 de mayo de 2012 12:00
Dicen que todo tiene solución menos la muerte, pero también decían que nada es imposible. Si ella tan solo pudiera verme reflejado a su lado o sentir un leve calambre cuando la toco, sería mucho más fácil poder creer todas esas palabras. Pero es más fácil hablar cuando estás vivo. ¿Todo tiene solución menos la muerte? No quiero solución para la muerte, no me importa si no oigo el latido de mi corazón ni me interesa que mis manos transmitan calor. Pero no me digáis que nada es imposible cuando ella no puede verme, ni oírme, ni saber que llevo aquí a su lado cada uno de los segundos de su vida.
No me digáis que nada es imposible cuando desperdiciáis lo que tenéis sin saber que vais a perderlo. No me digáis que... Qué más dará lo que digáis, si vosotros no sois como yo, y no podréis entender lo que es la auténtica soledad, lo que es ver la tristeza en el rostro que amas y no poder hacerle reír o secarle una lágrima. No digáis que me entendéis cuando vuestro único impedimento a veces es el orgullo o la distancia, la ignorancia o la falta de valor. Si os quitaran todos esos obstáculos nada es imposible para vosotros, pues la sangre corre por vuestras venas, vuestro corazón late con fuerza, vuestra voz es escuchada, vuestros pasos en la arena dejan huella. No intentéis dar lecciones de imposibles o de luchas, de pérdidas o ganancias. No a alguien que ya lo ha perdido todo.
Tan cerca, y a la vez tan lejos. Ella nunca oirá mis mudas declaraciones de amor esparcidas en sus sueños, ni podrá ver cómo la abrazo ante el espejo con este sentimiento sin carcasa. Tantos cuerpos sin alma, tantas almas sin cuerpo...
Yo ya lo he perdido todo, no hay solución para la muerte y el olvido, la soledad eterna de acompañar en la vida a la persona que amas sin que se dé siquiera cuenta. Pero por tus venas aún corre la sangre, aún puedes tornar lo imposible en posible, superar numerosos obstáculos y agarrar entre tus manos el cáliz de la felicidad. No desperdicies tu vida ahora, porque cuando seas como yo no habrá nada que puedas hacer, y solo te quedarán los eternos lamentos que nadie oirá. No desperdicies ninguna oportunidad, ni dejes de luchar, o te arrepentirás.
No te conviertas en un alma en pena.
Un alma en pena como yo.
No me digáis que nada es imposible cuando desperdiciáis lo que tenéis sin saber que vais a perderlo. No me digáis que... Qué más dará lo que digáis, si vosotros no sois como yo, y no podréis entender lo que es la auténtica soledad, lo que es ver la tristeza en el rostro que amas y no poder hacerle reír o secarle una lágrima. No digáis que me entendéis cuando vuestro único impedimento a veces es el orgullo o la distancia, la ignorancia o la falta de valor. Si os quitaran todos esos obstáculos nada es imposible para vosotros, pues la sangre corre por vuestras venas, vuestro corazón late con fuerza, vuestra voz es escuchada, vuestros pasos en la arena dejan huella. No intentéis dar lecciones de imposibles o de luchas, de pérdidas o ganancias. No a alguien que ya lo ha perdido todo.
Tan cerca, y a la vez tan lejos. Ella nunca oirá mis mudas declaraciones de amor esparcidas en sus sueños, ni podrá ver cómo la abrazo ante el espejo con este sentimiento sin carcasa. Tantos cuerpos sin alma, tantas almas sin cuerpo...
Yo ya lo he perdido todo, no hay solución para la muerte y el olvido, la soledad eterna de acompañar en la vida a la persona que amas sin que se dé siquiera cuenta. Pero por tus venas aún corre la sangre, aún puedes tornar lo imposible en posible, superar numerosos obstáculos y agarrar entre tus manos el cáliz de la felicidad. No desperdicies tu vida ahora, porque cuando seas como yo no habrá nada que puedas hacer, y solo te quedarán los eternos lamentos que nadie oirá. No desperdicies ninguna oportunidad, ni dejes de luchar, o te arrepentirás.
No te conviertas en un alma en pena.
Un alma en pena como yo.
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