El viaje sin regreso

Publicado por Hola Holita, Vecinillo , martes, 26 de noviembre de 2013 5:22

    Nunca descansa la Parca de su macabro ir y venir de almas. Los hay que hablan de dolor, de pérdida o de traición, de vidas cortas o muertes trágicas. No podría el Heraldo de la muerte seguir con su camino si supiera con certeza que arrebata sin más vidas y sueños, y en eso nos refugiamos todos nosotros mortales que tenemos por seguro que algún día nos veremos las caras con el Destino.
    Lloramos cuando vemos acercarse su sombra, tememos cuando su guadaña se cierne sobre nosotros, suplicamos clemencia antes de sentir su mano sosteniendo nuestras almas. Duro trabajo es el de las Moiras que pasan la eternidad cortando hilos sin cesar, dura y penosa la tarea de Caronte, guía de almas perdidas y llenas de pena.
    Es oscuro el río e incierto el viaje que lleva al Otro Lado. Oscuro como la soledad que te acecha cuando tu corazón ya no late. Incierto como todo suelo que pisan tus pies sin la seguridad de a dónde te podrá llevar.
    Pero incluso en los más oscuros e insólitos rincones de nuestra existencia hay una pequeña luz. Pequeña y delicada, fina como la plata, del azul del cielo cuando se acerca el crepúsculo. Suficiente para reconfortar una esencia desparramada entre los pilares del miedo y la desesperanza. Suficiente para servir de guía a aquellos que, arrancados de la calidez de la sangre corriendo por las venas, se ven arrastrados a una vorágine de energías y pensamientos entremezclados en el vaivén del remolino del tiempo.
    Cuando tu pasado, tu presente y tu futuro son revelados, entonces y sólo entonces, se cierran las puertas a tus espaldas. Ya no oyes los llantos, ni los lamentos, no sientes el punzante dolor que te estuvo acompañando en tu camino.
    Y entonces llega la paz. Tu espíritu queda libre, y agradeces a los heraldos que te hayan llevado hasta la salvación.
    La sombra de la Parca no es el final del camino. Cuando las Moiras cortan tu hilo solo pierdes la cáscara que te mantenía de pie y atado al mundo material. Libre quedas para iniciar el camino al Inframundo, para empezar una nueva vida muy diferente, para comprender lo que tu mente no era capaz de comprender antes.

    No llores con la sombra de la Muerte, no supliques el quedarte. Cuando los llantos queden atrás y el dolor desaparezca, agradecerás tener la oportunidad de algún día poder empezar de nuevo. No temas nunca ni sufras cuando llegue el momento, pues todos tarde o temprano deberemos iniciar el viaje sin regreso.

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